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Disciplina y redención de cuentas.



Ante la limitada posibilidad de acceder a financiamiento en nuestro País, gran parte de los emprendedores y las empresas en etapas tempranas, requieren apalancar su crecimiento con el apoyo de inversionistas ángeles y/o fondos de capital de riesgo, pero muchas veces los hacen con poca conciencia de las implicaciones operativas que ellos conlleva una vez que se logra el objetivo. Recordemos que el proceso de levantamiento de capital no es un fin en sí mismo, sino un medio para contar con los recursos suficientes para lograr la escalabilidad y el incremento en la generación de valor de estas, así como una oportunidad para institucionalizar la compañía.


Aquí algunos consejos a tomar en cuenta y que pueden evitar dolores de cabeza una vez que está a bordo un inversionista, sea privado o institucional:


A diferencia de un financiamiento donde lo importante es llegar a un rendimiento objetivo en un plazo de tiempo, los inversionistas ángeles y/o fondos de capital buscan, además de aportar el intrínseco valor del dinero, invertir en proyectos en los que se puedan proponer procesos que brinden mayor eficiencia a las operaciones y por supuesto, establecer controles para administrar riesgos y cuidar los indicadores clave de desempeño. Por ello, es importante que los emprendedores tengan la madurez y la apertura para escuchar en primera instancia y aceptar, que ya no están solos en la compañía, sino que enfrente, hay un socio que si bien comparte el mismo objetivo (el éxito y la rentabilidad del modelo de negocio) su trabajo implica muchas veces cuestionar, observar y señalar áreas de oportunidad lo cual puede no resultar cómodo.


El proceso rendición de cuentas es fundamental para construir confianza con los inversionistas, por lo que es muy recomendable se adopten mecanismos para la instrumentación de mejores prácticas corporativas para dar visibilidad completa no solo de los estados financieros de la compañía, sino de las estrategias operativas y comerciales a seguir buscando la retroalimentación y la aportación de nuevas ideas.


Ser transparente en el uso de los recursos y ceñirse a los compromisos pactados en cuanto al destino de éstos. La inversión, sobre todo en etapas tempranas, debe dedicarse 100 por ciento al crecimiento de la compañía evitando caer en la tentación de distraer el flujo hacia fines distintos al crecimiento de la empresa tales como sueldos excesivos (sobre todo del equipo fundador), adquisición de activos no inherentes a la operación del negocio o lo que sería no solo grave sino probablemente ilegal, utilizar los mismos para fines personales.


Evitar ocultar situaciones que pongan en riesgo la compañía. Se debe mantener apertura para dar a conocer cualquier problema que se presente en la operación, no solo por un principio de responsabilidad sino porque es probable que juntos, puedan encontrar una solución al aportar una perspectiva un tanto más externa e independiente.

El ecosistema en nuestro País está en etapa de formación y en consecuencia es pequeño, por lo que una buena referencia de los inversionistas actuales puede hacer toda la diferencia para rondas subsecuentes de capital de las empresas.


Construyamos relaciones de confianza entre emprendedores e inversionistas. Es el camino correcto.


Apasionado de la competitividad, el emprendimiento y la innovación.


Socio director de Redwood Ventures.


@iotero

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